Dibujos sueltos
Dibujar es, posiblemente, la más ardua disciplina de las artes visuales, y nunca deja de aprenderse. Tal vez porque dibujar es más un permanente aprendizaje visual que una habilidad manual. La “mano de dibujo” se adquiere por memoria, y no tanto por práctica, aunque ésta sea imprescindible para consolidar lo que se ha visto y aprendido, y así alcanzamos la paradoja, pues no es posible una sin otra, memoria sin práctica, habilidad sin experiencia, cuestión que hace del dibujo esa tarea incómoda e infinita, siempre mejorable, siempre inacabada. Los dibujos aquí presentados cumplen bien esa inquieta condición: todos son mejorables.